Lucha Indígena en Moxos, Constituyente y Autonomía / ENTREVISTA a Hernan Avila Montaño


Texto:              Entrevista
Nombre:          Hernan Avila Montaño
Profesión:        Sociologo – Funcionario de CEJIS
Fecha:             Septiembre 2006
Lugar:              Santa Cruz – Andres Ibañez
Por:                 E. Iskenderian Aguilera
Temas:            Biografía, Lucha Indígena en Moxos, Constituyente - Autonomía


Biografía

Nací en los valles cruceños, en el pueblo de Sapina, parte de la provincia Manuel maría Caballero, de departamento de Santa Cruz. Mis padres fueron también de los valles, mi abuelo desciende seguramente de los valles de Cochabamba, mientras que mi madre viene del área de Vallegrande. Fueron campesinos, sin tierra también, partidarios de patrones con tierra, ese fue el motivo principal de su migración al oriente, a El Torno, Santa Cruz.

En El Torno es donde desarrolle mis estudios y mis padres su experiencia sindical, mi padre fue líder de un sindicato campesino, y mi madre, de un club de madres. Ya desde niño, me motivaron a participar en grupos juveniles, primero las experiencias con la iglesia, luego con un centro cultural nos afiliamos a la Unión de grupos Culturales en Santa Cruz.

Con mi hermano fuimos haciendo nuestras primeras armas en el ámbito de la organización.  Ya en la universidad, asumí roles de líder y también de ejecutivo por 2 años en mi carrera, Sociología, hasta haber salido como representante de la Coordinadora de Organizaciones e Instituciones Juveniles de Santa Cruz COIJ, esa fue la última experiencia organizativa que tuve en Santa Cruz.

Luego de haber defendido mi tesis y habiéndome graduado como sociólogo, asisto a una invitación de una ONG para trabajar con pueblos indígenas en el Beni. Además que ya había tenido algunas experiencias trabajando y haciendo planes de desarrollo con los pueblos guaraníes, me voy al Beni a asumir un rol de fortalecimiento educativo a las organizaciones mojeñas, dentro de la institución CIPCA, Centro de Investigación y Promoción del Campesinado.

Allá, básicamente, trabajaban con los 5 pueblos mojeños mas numerosos: mojeños ignacianos, mojeños trinitarios, yuracares, movimas y chimanes. Mi experiencia mas importante dentro de lo que es la formación, de terminar el proceso de profesionalización, es decir, si bien la universidad te dota de algunos elementos técnicos, académicos y teóricos, pero, la practica del movimiento indígena y su lucha como que te da línea de trabajo, línea ideológica inclusive.

Entonces tengo una experiencia de trabajo bastante fuerte con los pueblos indígenas mojeños, su lucha, que no solamente lo es por reivindicaciones por tierra y recursos, sino que va mucho mas allá. Son reivindicaciones místicas que tienen que ver con todo el conjunto de espiritualidad que encierra a los pueblos indígenas mojeños. Todo lo que es su lucha en búsqueda de la Loma Santa, de alguna manera se traduce en estrategias de lucha en cuanto a las marchas, ahí nace la marcha del 90, por el territorio y la dignidad, y posteriormente ellos son actores centrales de las marchas del 96, del 2000 y del 2002 la última, por la Asamblea Constituyente.

Es un proceso, donde de alguna manera, puedo decir ahora, el pueblo mojeño me ha enseñado mucho, y mi aporte allá, simplemente a sido con algunos que han cualificado sus estrategias en algunos ámbitos, especialmente en el municipal, y finalmente, en cuanto a su participación política.

Básicamente esa es mi experiencia y mi formación política, he sido dirigente en la universidad, al mismo tiempo que candidato por un partido político en ese tiempo, en momentos cuando parecía que las ideologías se habían caído, cuando el neoliberalismo se mostraba victorioso en los años 95, fui candidato a concejal por el MBL, que era un partido con alguna gente interesante de lucha, pero al final de cuentas, se prestó nomás al juego de los partidos neoliberales. Ahí fue nuestra ruptura con este proyecto, mucha de la gente quedo decepcionada con Juan del Granado y otros.

Lucha Indígena en Moxos

Cuando llegué a San Ignacio, quedé sorprendido, impresionado, por un contraste que existía en el pueblo que fue muy chocante para mi. Por un lado teníamos una población mayoritariamente indígena, que estaba totalmente humillada, sometida, por un pequeño grupo de ganaderos que allá son llamados carayanas, que es la población blanco-mestiza.

Ese fue un elemento que me impresionó mucho. Puedo decir que en mi experiencia, en los tres primeros años que estuve en San Ignacio, no tuve amigos ganaderos, ni ningún amigo blanco que sea de allí, del Beni, porque yo me asumí a mi mismo como un indígena mas, totalmente identificado con la lucha. Estuvimos caminando juntos con los pueblos indígenas.

Recuerdo que uno de los dirigentes que mas me impresionó de entrada fue Miguel Peña, por la claridad política que tenía, y me sorprendió además porque en ese tiempo cuando llegué a San Ignacio, estaba como expulsado del movimiento indígena.

Las sub-centrales del TIM, que es una de las subcentrales de mas historia en el Beni, estaban divididas en dos dirigencias.  La subcentral del TIMI estaba totalmente manejada por un grupo de personas que eran mas urbanas que rurales, entonces me encuentro con una situación, en términos organizativos, bastante complicada, con una realidad de sectores ganaderos y autoridades del pueblo, cegados por el racismo.

De alguna manera esas son algunas características que me llevan a tomar una posición bastante dura, bastante radical frente a esa realidad. Lo primero que teníamos que hacer, era fortalecer las organizaciones, es decir, por un lado, la subcentral del TIM estaba manejada por gente vinculada a los negociados de madera, a partidos tradicionales, al mismo municipio.

Poco a poco fuimos desarrollando algunas estrategias que permitió que la dirigencia mas comprometida con las comunidades, con sus reivindicación en torno al saneamiento de tierra, vaya asumiendo algunas responsabilidades dentro de lo que es la organización indígena.  Es así que, en poco tiempo, logramos por ejemplo, que Miguel Peña, retorne a la dirigencia como secretario de Tierra y Territorio de una de las subcentrales del TIM que era su territorio, y que además el TINI también fuera conducido por Sixto Bejarano, otro dirigente bastante fuerte en ese tiempo. Entonces con esas dos cabezas en cada una de las subcentrales, se comienza un desarrollo político bastante fuerte.

Rápidamente estos dirigentes se conectan con gente de la CEPES, el 2001, cuando era impensable todavía enfrentarse al neoliberalismo, ya que estaba muy fuerte y todos sus tentáculos que tenía en los diferentes sectores sociales. Uno de esos sectores que manejaba era la CIDOB, y desde allí a la CEPIP, que eran las organizaciones nacional, la primera, y regional, como era la CEPIP, que era donde participaban todas las subcentrales del Beni.
Estas dos subcentrales juntas, logran de alguna manera, construir una alianza. Antes estaban separadas y divididas por conflictos que habían habido anteriormente, pero que desde ese momento, bajo una definición ideológica política, deciden caminar juntas. Así van contagiando a otras subcentrales mojeñas, entre ellas San Lorenzo, San Francisco, el TIPNIS, subcentrales que se van articulando con una condición bastante crítica respecto a la CIDOB y al CEPIP.  Es así que estas subcentrales participan ya en las movilizaciones de aquellos años, que al margen inclusive de la CEPIP. El año 2002 por ejemplo, por un lado la CEPIP hacía campaña con el MIR, para incorporar candidatos indígenas a través de ese instrumento de un partido neoliberal, mientras que la CEPEMB optaba ya directamente por el MAS, cuando en ese tiempo era casi como un pecado hablar del MAS en el Beni.

Los primeros que metieron el tema del Mas en el Beni, fueron los mojeños, y eso lo digo con bastante propiedad, a pesar de que en este momento ya todo mundo se atribuye ese mérito.  El 2001 Miguel Peña me invitó a un encuentro del MAS en Yapacani, ahí me enteré de que eran muy amigos con Evo Morales, porque marchaban juntos del brazo.

Esa fue una experiencia que me ubicó de alguna manera, que la lucha iba por esa línea. El 2002 ya presentaron candidatos con el MAS. Ese mismo año fueron protagonistas de la 4ta marcha por la Asamblea Constituyente, que salió de Santa Cruz, y duró mas de 35 días hasta La Paz, ahí los dirigentes mojeños como Miguel y Sixto fueron protagonistas centrales de esta marcha.

En ese tiempo como funcionario del participé acompañando a este proceso. Además, el 2002, era un año bastante conflictivo, porque se había iniciado el proceso de saneamiento de la tierra en Moxos. Este proceso, vale la pena decirlo, se inicia gracias al trabajo que desarrolló Miguel Peña, a pesar de que sus bases desconfiaron, porque le habían hecho una campaña de desprestigio bastante fuerte, el seguía trabajando para encontrar logros para sus subcentrales.
Es así, que logra el 2002, de que se  inicie la pericia de campo, con lo que se abre un foco de conflicto que ya estaba latente, pero que se agudiza con mucha fuerza.

Sabían los ganaderos que el sector mas fuerte del Beni eran los indígenas mojeños, ahí es que pensaban no retroceder ni un paso, ahí hacían sus encuentros los de  FEGABENI, por lo que los indígenas mojeños también tuvieron que tomar medidas en ese sentido y buscar aliados.

La alianza con la CEPIP que era su organización inmediata superior y la CIDOB, posterior, no funcionaba para nada porque estaban cortadas por estos mismos sectores, por lo que se aliaron con otros sectores, campesinos de Santa Cruz, campesinos a nivel nacional, colonizadores, Movimiento sin Tierra MST, la Bartolina Sisa y con la CEPES que también andaba en una línea bastante parecida en Santa Cruz, estos fueron sus aliados principales dentro de su lucha.

Fue así que el 2002, como CIPCA, junto con Juan Carlos Rojas, que ahora es Director Nacional del INRA, elaboramos un conjunto de denuncias sobre violación de derechos humanos. Con los dirigentes mojeños, fuimos y denunciamos a la ciudad de La Paz.  A raíz de esa denuncia en los medios, instituciones públicas, defensorias y derechos humanos, es que vino una comisión de periodistas, diputados, autoridades y constataron en el terreno, todos estos abusos, ese fue el elemento que levantó bastante susceptibilidad dentro del sector ganadero, reaccionaron muy fuerte, hicieron un congreso, dieron plazo al CIPCA que nos fuéramos en 72 horas. Pero, en ese tiempo, un ganadero de ellos, golpeó al padre Enrique, a un compañero nuestro, Arturo Casanovas, y eso llevó a que el pueblo se levantar en contra de estos sectores. En ese tiempo no pasaron mayores incidentes, pero ya este clima era bastante conflictivo dentro de Moxos.

A pesar de eso, la dirigencia mojeña estaba muy bien articulada, habíamos formado un grupo de dirigentes muy comprometidos, un grupo bien estrecho, de que evitábamos que los partidos tradicionales ingresen a las filas del movimiento indígena.

Fuimos cuidando todas estas organizaciones, formamos una coordinadora que se llamaba la Coordinadora de Organizaciones Indígenas Mojeñas, de los pueblos indígenas mojeños (COPI), y con esta, se comenzó a trabajar y lograr algunas cosas. Se logró tomar primero el Comité de Vigilancia en San Ignacio, un logro importante.

La CEPIP tenía mucho recelo de esta organización, porque según ellos, iba a suplantar sus funciones. El punto es que se ya hacía insostenible la relación con la CEPIP, entre los dirigentes mojeños y la dirigencia de la CEPIP, porque además, esta última, respondía por un lado a intereses de los sectores muy vinculados al MIR, y por otro lado muy vinculado a los negociados de recursos naturales, específicamente, el tema lagarto.

Estos eran los dos ejes que movían a la CEPIP, y fue así que en el congreso de la CEPIP en Santa Ana de Yacuma, el 2002, se rompe la unidad de los pueblos indígenas al interior de la CEPIP. Los mojeños salen de la CEPIP, se separan porque ya no se podía. La CEPIP tenía mayor cantidad de delegados, por organizaciones pequeñitas, muy manejadas, con muy bajo desarrollo organizativo; mientras que los mojeños que tenían un desarrollo organizativo bastante fuerte, tenían poco delegados, entonces era imposible que pudieran tomar la dirigencia de la CEPIP, decidieron separarse.
En esto, vale la pena recuperar dos elementos, los mojeños son los creadores de la CEPIP, es decir el pueblo mojeño, tanto el de Trinidad, como el de San Ignacio, que son los que ponen las bases para su creación. Luego, conformada la CEPIP, se encarga de formar las otras subcentrales.

Entonces, las organizaciones que la conformaron, al final son las que se retiran de esta, y las organizaciones que fueron formadas por la CEPIP, es decir, que no tiene en realidad, una base sólida, son las que se quedan con su estructura.

Este es un proceso interesante, porque de pronto, tenemos actualmente, una CEPIP totalmente debilitada, y una organización nueva que crean los mojeños -creo que el 18 de septiembre del 2002-, llamada la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni (CEPEMBE), para, justamente articular, a los pueblos mojeños. Esta organización, poco a poco, va tomando cuerpo, va creciendo, tiene incidencia a nivel nacional, y ha logrado muchas cosas importantes.

Antes de entrar a los logros que ha tenido la CEPEMBE, es importante mencionar que mi participación con los pueblos mojeños, se vio cortada el 2003.El CIPCA tenía una posición muy crítica al trabajo que nosotros estábamos desarrollando en San Ignacio, estábamos en un clima bastante conflictivo, y además, teníamos una posición bastante dura contra los sectores que se oponían al logro de las reivindicaciones de los pueblos
Indígenas

Esa posición que hemos mantenido con esta dirigencia, justamente les dio mucho respeto y personalidad a estos pueblos, pero parece que algun sector del CIPCA no lo vio de esta manera y prefirió excluir del proceso, algunos elemento importantes, entre ellos Juan Carlos Rojas, Arturo Casanovas y mi persona, para darle otra dinámica al CIPCA, mas de concertación, de consenso.

Esa fue la posición del CIPCA en ese tiempo y yo entiendo de que cuando se trata de intereses totalmente opuestos, es imposible encontrar consenso, entonces, algún sector tiene que lograr, de alguna manera la hegemonía, no era partidario de esa búsqueda de consenso a partir de negociar algunas reivindicaciones o algunas luchas de los pueblos, es así que me retiro el 2003 del CIPCA, y las organizaciones estuvieron muy críticas a todos estos cambios que hubieron dentro, y perdió el apoyo de las organizaciones indígenas. Quizás por eso, es que cuando los ganaderos arremetieron contra el CIPCA el 2003, las organizaciones no reaccionaron como deberían.

El CIPCA se había convertido en una organización, que después de la salida de Juan Carlos Rojas, mas bien comenzó a darle la espalda, especialmente, a los dirigentes mas comprometidos, como Sixto Bejarano, Miguel Peña, Pedro Nuny, y se vinculaba mas con las comunidades llevando gallinas y proyectos productivos. Quería quitarle el perfil político a esta oficina.  Ese fue el problema, eso lo captaron rápidamente los dirigentes, y también fueron bastante críticos. Hasta ahí termina mi participación en esta institución, pero no me salí del proceso político de los mojeños, me quedé en Trinidad y entre a trabajar con otra ONG que se llama CEJIS Centro de Estudios Jurídicos y de Investigación Social, que tiene un perfil mucho mas comprometido con la luchas de los pueblos indígenas. Aquí encajé muy bien dentro de los planteamientos que la misma institución llevaba. Desde ahí continúe trabajando con los pueblos mojeños.

El 2004 estuvimos en los momentos mas duros, mas difíciles. Recuerdo que el 2002 fue un año terrible, de mucha confrontación, de mucho nerviosismo. El 2003 también hubieron problemas internos, inclusive al interior del CIPCA. Ocurrio un hecho lamentable, que desencadenó una persecución contra los dirigentes indígenas, fue una etapa bastante dura para ellos.

El 19 de diciembre, victimaron al alcalde en una ajuste de cuentas entre el y uno de sus peones. Rápidamente los ganaderos utilizaron este caso, para involucrar a dirigentes claves del movimiento indígena y acusarlos de que fueron protagonistas de este hecho, y así, deshacerse de ellos. Esto significaba que dejarían ya su lucha por el tema tierra, porque Miguel era uno de los mas duros en este tema., el fue el número uno en ser culpado de este proceso, trataron de vincularlo con el asesino, un señor Malue, y comenzaron una persecución con sicarios pagados por ganaderos, buscaban eliminarlo, en los días de navidad. En ese ámbito tuvimos que buscar la forma, algunos mecanismos, de cómo protegerlo a el y otros dirigentes que estaban amenazados en Trinidad, destruyeron las oficinas de CIPCA en San Ignacio, esa fue una etapa bastante dura para ellos y para mí, que tuve que quedarme esos días de navidad buscando como recuperarlo a Miguel que estaba perseguido por el monte, y se logró en una operación, rescatarlo y traerlo a Santa Cruz.Fue una etapa bastante dura para su familia, pero menos mal, que no lograron su propósito, los que querían deshacerse de estos dirigentes valiosos.

Posteriormente, el 2004, se logra reposicionar a los indígenas en Moxos, en un cabildo de pueblos de San Ignacio, y a finales del año, con la elección, hay cambios en la Constitución Política del Estado, gracias a las movilizaciones que hubieron en octubre del 2003, que se expulsa a Goni, pero no así a su gente. En el bení seguía un señor pantoja que era el prefecto.
También se inician movilizaciones el 2003, para lograr que renuncie esa gente de Goñi. Protagonizamos un bloqueo, como medida de presión, en una comunidad que se llama Bermejo, bastante comprometida. Ese ha sido uno de los elementos que los ganaderos lo han tomado como una afrenta hacia ellos. Asumían que hacer bloqueos era una costumbre colla, y que se de en Beni, en Bermejo, una de las comunidades del territorio indígena mojeño ignaciano, que está justamente en la carretera que va de Trinidad a la ciudad de La Paz, lo tomaron como una provocación.  Se lograron algunas cosas positivas para el movimiento indígena con esas medidas, además de que era una experiencia nueva para ellos y dio resultado.

De alguna manera eso contribuyó a que tomen otro tipo de actitudes. Los mojeños habían asumido ya una posición muy contestataria a los grupos de poder, a los ganaderos, se habían hecho respetar en varios lugares. En Chanequere, otra comunidad, evitaron de que un ganadero construya su casa, después de advertirle, tuvieron que tumbarle la casa que estaba construyendo en tierras de la comunidad, en la comunidad de Villa Esperanza, pusieron una tranca, no dejaban entrar a las vacas. En Montegrande del Apere cortaron alambres, cuando los ganaderos querían alambrar tierras de ellos, los indígenas. Igual en San Jose del Cabitu, logran cortar unos plátanos que habían sembrado ya en tierras indígenas. Habían un conjunto de medidas que los indígenas ya van asumiendo de forma espontánea, para hacer respetar sus derechos.

Esos también fueron otros elementos que contribuyeron a agudizar los conflictos. El bloqueo se constituye como parte de ese proceso. El año 2004 logran los mojeños con los cambios en la Constitución Política, participar directamente, como pueblo indígena, dentro de lo que es la contienda electoral para el municipio de San Ignacio. Inician un proceso de campaña, como pueblo indígena, y logran ganar las elecciones, de forma histórica en el Beni, , es decir, por primera vez se logra que un indio llegue al poder en un municipio, que se constituye el corazón de sectores conservadores, 98 años que ese municipio lo habían estado manejando los ganaderos. Por primera vez son desplazados por una organización indígena.

Los mojeños habían ganado las elecciones, pero todavía carecían de mucha experiencia política para manejarse, es así que en poco tiempo sufren la traición de algunas de sus concejalas, en este momento, aun se encuentran en conflicto, a ella ya la han  destituido. Todavía los mojeños no han retornado al municipio, a pesar de que han tenido durante mas de un año a un alcalde indígena. Esa es una experiencia aparte, han habido varios errores de parte de la misma organización, el mismo alcalde indígena, pero son parte del aprendizaje político

Desde ese momento, el 2004, la victoria del presidente actual de nuestro país, Evo Morales, de alguna manera le da un vuelco –digámoslo en términos de protagonismo- a las organizaciones indígenas, y en este caso, los mojeños, que fueron los primeros que introdujeron el MAS en tierras mojeñas, logran también ser contemplados en los procesos de toma de decisiones respecto a como se va a manejar la cosa pública, el poder en el Beni, dentro de la estructura del MAS. Actualmente, el representante de la regional de Trinidad del MAS, es un representante indígena de la CEPEMBE, ese es otro logro importante. Ahora han sido admitidos dentro de la CIDOB, y un representante indígena de la CEPEMBE es también vicepresidente de la CIDOB. Hay un proceso, y además han logrado incorporara Miguel Peña como constituyente departamental por el MAS. En este momento Miguel es secretario de la directiva del directorio de la Asamblea Constituyente.

Hay un proceso donde, esos pueblos mojeños, que estaban muy criticados, totalmente perseguidos, inclusive con campaña en contra, por parte de las mismas instituciones de apoyo que no creían en ellos, actualmente son los que están definiendo la vida política de este país.
Esa es mi experiencia de trabajo, a grandes rasgos, lo mas importante que he desarrollado en el Beni, y que todavía me encuentro en el proceso, apoyando a los constituyentes indígenas en Sucre, en un campo distinto al de Moxos, en que estaba mas acostumbrado a trabajar con las organizaciones, en sus procesos políticos, y ahora me toco trabajar ya en ámbitos de política mas fina, que es un poco complicado, y que tendremos que aprender a navegar, a remar, como dicen en el Beni.

Esa es mi experiencia en la política de Moxos

Asamblea Constituyente y Autonomía

El proceso constituyente, dentro del CIPCA, me habían elegido para apoyar a los pueblos indígenas en la marcha del 2002. He marchado con ellos en algunos espacios, no todo, porque me enfermé en media marcha, pero, de alguna manera, hemos ido construyendo la propuesta en el camino. Es un proceso que de alguna manera, sienta con la propuesta de Asamblea Constituyente.

El 90 cuando los pueblos indígenas adquieren una característica, una condición de sujetos sociales, es decir, son reconocidos por el estado como sujetos sociales con un derecho de interlocutar con el estado. Inclusive las estrategias mismas de los pueblos indígenas antes del 90, eran de negación directa y frontal al mundo de los blancos, al estado nacional. A partir del 90 asumen otro tipo de estrategia, pues ven que en su territorio ya no existe el espacio para buscar la tierra prometida, como dirían los cristianos, o la Loma Santa como dirían los mojeños, entonces definen otro tipo de estrategia, necesariamente tienen que interlocutar con el estado. Y en ese camino van aprendiendo muchas cosas.

Una dirigencia mojeña que a inicios del 90, y un poco antes, era bastante ingenua sobre lo que implicaba todo el manejo del estado. Ellos inclusive, algún momento pensaron, que el problema de la tierra, y de las empresas madereras que estaban en su territorio, lo iban a resolver en cuatro días. Estuvieron por cuatro días en la comunidad y viajaron con sus tapeques de chive y de charque a resolver el problema al municipio de San Ignacio. No sabían que estaba comenzando un problema que hasta ahora se resuelve. Es a raíz de este hecho que cuatro comunidades se juntaron para nombrar a sus dirigentes y enviarlos a que resuelvan el problema. Vuelven y necesariamente tienen que juntarse mas comunidades, y ahí es el punto cuando nace la organización de los mojeños, es decir, es un proceso, que nace desde la comunidad, desde el Cabildo Comunal, y trasciende en una subcentral, que es como una estructura casi sindical, pero que de alguna manera hayan tenido mucho que ver las ONGs. En este caso, la CIDEBENI ha tenido un rol protagónico en este espacio de tiempo.

La constituyente, decíamos, que es el resultado de este proceso, es decir, la demanda central de los pueblos indígenas, en los años 90, era por un lado, tierra y territorio, y por el otro, dignidad. Esa demanda histórica, se ha ido transformando en el tiempo, ha tenido sus desmembraciones, esas dos raíces. El tema de tierra y territorio tiene que ver justamente con los recursos naturales, y el tema de la dignidad, tiene que ver con su participación dentro de los ámbitos de toma de decisiones, participación política, tema educativo, de salud y servicios sociales, que demandaban los pueblos indígenas. La marcha del 96, reivindica el tema de los recursos naturales, de la participación política, eso es expresión, por un lado de tierra y territorio y por otro de la dignidad. Los procesos de la dirigencia siguen madurando, diseñando y generando estrategias de lucha. Estos indígenas que salieron de su comunidad el 84, para resolver el problema en unos cuantos días, se dan cuenta que el camino es muy largo. Con la marcha del 90 se dan algunos logros importantes, algunos títulos, de 4 territorios del TIMI, el TIM, los Chimanes y Pilón Lajas (Sirionos).

Desde este tiempo, se dan cuenta de que ese elemento problemático que habían visto, tienen raíces muy profundas, que se llaman estado, ministerio, relaciones políticas, madereras, sistema educativo, administración de justicia, y que estaban conectadas y eran parte del, problema que ellos habían visto.

Los dirigentes de avanzada, que logran ver la dimensión integral del problema, y comienzan a plantear, por lo tanto, estrategias de forma integral, son perseguidos por sus mismos dirigentes. Los dirigentes del 90, que lucharon por la marcha del territorio y la dignidad, al final, aparecieron negociando la madera, en el caso de Marcial Fabricano, terminaron en componendas políticas, con los partidos tradicionales neoliberales, mientras se hacía todo lo que es la capitalización, prácticamente regateando, vendiendo las empresas. Los indígenas dirigentes de ese tiempo, estaban de aliados a estos partidos. Pero habían otros grupos que empezaron a cuestionar este caminar de estos dirigentes, y a proponer otro tipo de dirigencia.

Ahí es que aparecen los mojeños del TIM y del TINIS. La marcha del 96, de alguna manera, reivindica también la lucha por el territorio y por la dignidad, pero con la diferencia de que ya van ampliando el espectro de las demandas. El 96, en este ámbito, al mismo tiempo, logran que se apruebe la ley INRA, que tiene algunos logros, como ley, bastante injustas. Por ejemplo, el reconocimiento de los territorios indígenas, es decir, de espacios de uso colectivo, es un logro importante dentro de la legislación boliviana para los pueblos indígenas, pero el problema estaba en que quienes iban a ser los operadores de esta ley. Resulta que los operadores eran los mismos funcionarios del estado, o gente “profesional” contratada, que estaba vinculada a los grupos de poder, que eran los grandes latifundistas y terratenientes del Beni. Entonces sus mismos familiares, abogados, topógrafos, asumieron la dirección del INRA. Era imposible pensar de que se pueda llevar adelante ese proceso, a veces hasta lírico, de la ley INRA. Comenzó a dilatarse el problema, la ley mas bien fue utilizada para consolidar los grandes latifundios de los ganaderos. Ellos se dan cuenta que el problema va mas allá de hacer aprobar una ley, una ley no es suficiente.

Muchos de los indígenas comienzan a cambiar, de ser simples sujetos sociales, pasan a constituirse, a tomar conciencia, y se convierten en sujetos políticos, porque comienzan a plantear demandas de toma del poder, es decir, ellos entienden de que el problema no se resolvía con una marcha, en que les entreguen un título, que no servía a la vez para nada, porque igual se seguían metiendo los ganaderos a sus territorios. Y por tanto, que tampoco pasaba por la aprobación de una ley, porque igual los operadores de la ley, seguían siendo gente de ellos.

Entonces se pasaba por dos elementos centrales, por un lado la toma del poder del estado, y por otro, el empoderamiento de sus comunidades, para poder controlar sus espacios territoriales. Si los ganaderos, infringen permanentemente las leyes, no tienen por que ser tan legalistas, también. De ahí, que comenzaron a utilizar estrategias de protección de sus espacios territoriales como medidas de hecho.

Al generarse una dirigencia con un perfil mas político, hubieron conflictos al interior de la dirigencia, justamente motivados por esos otros sectores que estaban manejando a los dirigentes corrompidos, grupos de poder que manejaban a los dirigentes indígenas, y cuando surgen esta nueva camada, el año 97-98, en Moxos, son bastante cuestionados, expulsados algunos, como Miguel Peña del movimiento indígena, pero que la historia, posteriormente, les daría toda la razón.

Es así que el año 2000, se realiza la tercera marcha. Como la ley INRA no funcionaba por los operadores de la ley, que andaban buscando una y mil formas de detener el proceso, o de encontrarle alguna figura jurídica, o de reglamento, que pueda distorsionar y favorecer a los ganaderos y madereros. Entonces, se hicieron marchas para resolver este tipo de problemas técnicos, como ser, que la función económica social (FES), debería tener cada vaca, derecho a tantas hectáreas de tierra. Había una discusión técnica bastante fuerte, pero era nomás, parte de la estrategia de estos grupos, para ir consolidando paulatinamente toda esa tierra a favor de ellos, con una ley que estaba a favor de los indígenas.

Con todos estos problemas, esta dirigencia indígena, comenzó a transitar otro camino, era el camino de la toma del poder y era el camino del empoderamiento de sus organizaciones, buscan alianza, y se alían con sectores bastante radicalizados del occidente, y comienzan un transito distinto.

El 2002, cuando el entonces presidente Tuto Quiroga, intentaba aprobar algunas medidas, desde el poder ejecutivo, algunos decretos, los dirigente indígenas, comienzan una marcha, para parar estos decretos que intentaban llevar adelante en contra de las reivindicaciones históricas de la consolidación de la tierra de los pueblos indígenas Pero, como sabían que el problema iba mas allá, decidieron plantear, además de parar estos decretos de Tuto, una reivindicación de fondo, es decir, es necesario por un lado, cambiar de forma radical el estado nacional, un estado excluyente, que solo sirvió para avalar el genocidio, todo lo que fue la explotación, la negación y el exterminio, prácticamente, de los pueblos indígenas. Entonces plantean la asamblea constituyente, es decir, un proceso político que pueda dar como resultado, el nacimiento de un estado distinto, un estado que sea construido por todos los sectores sociales. Es así que se consolida la propuesta, en ese tiempo parecía una locura, plantear la asamblea constituyente, muchos intelectuales, inclusive los que se consideraba progresistas, criticaban el hecho de que sectores indígenas vayan a plantear la asmblea constituyente, la refundación de Bolivia. Fue un planteamiento fuerte de parte de los pueblos indígenas, que sufrió muchas críticas, el gobierno desde el ejecutivo, en ese tiempo, le hizo una marcha paralela  a la marcha auténtica, a la cabeza de Marcial Fabricano, que llegó mas rápido a La Paz, y negoció a nombre de los indígenas.

Pero esas luchas, fueron articulando a los pueblos indígenas, con los sectores del altiplano. Quizás esta experiencia de la marcha del 2002, logró que 200 mojeños que habían participado de esta marcha, fueran observando en el transcurso del trayecto, por el Chapare, como los indígenas, en este caso, colonos quechuas en su mayoría, habían tomado el poder en todos esos municipios y como manejaban el poder. Entonces estos 200 mojeños, que habían vuelto de la marcha, que habían evidenciado como los pueblos se apoderaron del Chapare, fueron la base fundamental, para el logro posterior de la alcaldía en San Ignacio. Son procesos que se van articulando poco a poco, y que van dando el resultado que ahora conocemos, eso en cuanto a la constituyente.

En ese tiempo, después del 2003, esta propuesta de la constituyente es asumida por todos los sectores sociales a nivel nacional, es decir, se encarna como propuesta dentro de los sectores de El Alto, especialmente. Entonces el 2003, entra como parte de las demandas centrales de los sectores sociales, el tema de la nacionalización del gas, de los hidrocarburos, y la constituyente eran básicamente la demanda central de los sectores sociales. La derecha fue sorprendida por estas movilizaciones, rebasada en toda sus dimensiones, la salida forzosa de Goni, deja a la elite boliviana tradicional, sin discurso, y además, sin estrategia, y rapidamente inventan una nestrategia para poder neutralizar a la constituyente.

En Bolivia, se dan dos tipos de análisis respecto a la problemática social. Los sectores sociales de la zona andina, entienden de que el problema central de la crisis y de Bolivia, se da por el sistema económico y político que estaban manejando en Bolivia, el neoliberalismo. Pero los sectores del oriente, no entienden, para ellos no es el neoliberalismo el problema, sino, es el centralismo. Entonces, rápidamente, ellos utilizan estas características de interpretación de la problemática boliviana, y lanzan el tema autonómico, la autonomía, como una reivindicación regional. Evidentemente el problema de la centralización, es un problema, pero no es el problema central. Entonces, los grupos de poder del oriente, la han asumido como una estrategia, y lo han ido utilizando como una reivindicación, como una forma de quitarle peso a la asamblea constituyente, a la refundación de Bolivia, pero, además que no ha sido entendida en su verdadera dimensión, también por los grupos occidentales, porque ellos han asumido una actitud contra las autonomías, cuando en realidad pudo haber sido utilizado por los mismos sectores sociales como un proceso de descentralización política, inclusive al interior de los departamentos, pero no fue utilizado así, entonces los sectores de poder han encontrado discurso, en todo su extravío político en que se encontraban, han logrado agarrarse de algo y salvarse de alguna manera. Están utilizando todavía estos elementos de la constituyente, el proceso de las autonomías departamentales, y en contraposición a este planteamiento que claramente tiene una intencionalidad política de los grupos de pode, los sectores sociales han planteado, desempolvar sus viejas banderas de los territorios indígenas, de la autodeterminación de sus territorios. Ahí encajaría perfectamente lo que se llama las autonomías territoriales indígenas.Este es el planteamiento, que en este momento tienen preparado, los sectores sociales rurales, para plantear dentro de la asamblea constituyente como una alternativa a las autonomías departamentales


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