LAGUNA BRAVA

LAGUNA BRAVA

Las lagunas del Beni son uno de los fenómenos más peculiares de su paisaje y seguramente la incógnita mayor de su historia pasada. Vistas desde el aire, o en imágenes de satélite, sorprenden por la regularidad de sus formas y orientación. La discusión sobre el origen de estas formas y el grado de intervención humana en su formación, es un tema sujeto todavía a discusión.

J. Barba estudió la geometría de las lagunas de Moxos, en base a un Sistema de Información Geográfica de la zona central de los Llanos, para rescatar sus parámetros geométricos. (La zona estudiada está delimitada por la coordenadas UTM 8596567 Y, 793987 X, 8182747 Y, 1044367 X, con una superficie total de 103,250 km2.).  De las 370 lagunas censadas de más de 50 has. de superficie, 299 tienen formas aproximadamente rectangulares y en su mayoría están orientadas dentro del intervalo de 30 a 50 grados al Este, o su complementario. (Barba, 2003:37-58) La superficie total de las lagunas de Moxos está sobre los 3.000 km2 con una capacidad de embalse de unos 5.400 hm3. (Confróntese con Barba, 2000:52-55)

La existencia de un trabajo de tal envergadura es singular en la historia de los pueblos amazónicos. ¿Cuál es la magnitud del trabajo humano que les dio la forma actual? ¿Fueron excavadas o funcionaban como represas de agua en las que se levantaron los terraplenes perimetrales?

La geometría de las lagunas tiene unos patrones comunes a todas las zonas de Moxos: Mamoré, Pampas y Baures, lo que evidencia un sistema de diseño compartido.

La tesis de Barba es que tal esfuerzo solamente se podía financiar de manera progresiva, la formación o construcción de una laguna era en cualquier caso enorme. La laguna Isireri junto a San Ignacio tiene 19 kilómetros cuadrados pero las hay de más de 70 y hasta 200. Esto solamente se justificaba con un incremento de la producción. Se trataría de la construcción paulatina de una estructura productora de plantas y peces.

“Los dos procesos productivos básicos del antiguo Moxos, que eran la agricultura en campos elevados y la piscicultura, se basan en el mismo proceso, la transformación de las sales minerales disueltas en el agua en biomasa. Las lagunas de dos metros de profundidad están dimensionadas para minimizar los trabajos de excavación y optimizar la producción de plancton asegurando además niveles mínimos de agua a lo largo del ciclo climático y asegurar temperaturas que permitan una absorción eficaz del oxígeno atmosférico. En las aguas embalsadas entre los campos de cultivo tenía lugar un proceso similar y propiciando la proliferación de macrófitos flotantes se conseguía la transformación de la casi totalidad de los elementos minerales en vegetal compostable que una vez añadido al suelo permitía la práctica de una agricultura intensiva. Las especies en presencia permiten culminar el proceso en la producción de alimento vegetal y animal para humanos. (Barba, 2006)
 
Las lagunas geométricas de Moxos son al parecer, las únicas en la Amazonía  y la explicación seguramente está en las características de sus suelos compuestos principalmente de arcillas y limos muy estables y con una capacidad de absorción muy baja, lo que ha permitido su permanencia hasta el día de hoy.
 
Además de las aguas de lluvia recibían las del desborde del Mamoré y afluentes y las que conducían los canales de alimentación. En la cuenca occidental del Mamoré, hay una intrincada red de canales y ríos que recogen las aguas de escorrentía de la montaña y las conducen a las lagunas.
 
Este aporte anual de aguas fértiles activaba la producción de plancton que soportaba una compleja cadena trófica. Muchos peces en los llanos de Mojos son migratorios, entre ellos el pacú, y suben el curso de los ríos para la freza. Los alevines se desparraman por las aguas de la pampa, a salvo de los predadores del río, las lagunas a la bajada de la inundación recogerán parte de ellos en un medio ideal para su desarrollo seguro. El pacú, apreciado en la cocina, tiene en el fondo de la boca un sistema de filtro que le permite retener el plancton, y alimentarse. La laguna pudo ser un reservorio de comida disponible todo el año.
 
Los aportes de fertilidad no se limitaban a las aguas de escorrentía sino que el sistema de drenaje de aguas revertía a las lagunas una parte de la fertilidad extraída con la pesca. La mayor parte de las grandes lomas de habitación (pueblos) mayores estaban rodeadas por un canal conectado con otras lomas y que desaguaba en la laguna. Los residuos del consumo humano vertidos al curichi se vertían también en la laguna reciclando en parte esta materia orgánica.
 
Ricardo Botega, que lleva décadas de observación sobre estas obras, las entiende como “represas de agua”, para él, presumiblemente utilizadas como centros de producción de tarope, pesca y riego:
 
[...] Debemos tomar en cuenta que el Beni tiene una planicie muy extensa y donde la gradiente alcanza solamente el 1% por Km. (Las lagunas) Están distribuidas de tal manera que sirven para captar el agua entre una y otra zona, para almacenar esta cantidad de agua. Me imagino que ha sido un excelente criadero de peces, también para producir taropes, y más que todo, para almacenar el agua para el cultivo. Se ven incluso los canales y campos de cultivo, dentro de las lagunas. Con Kenneth Lee, tuvimos en nuestras manos algunas fotos de lagunas aquí, al sur de Trinidad, la laguna Colegio, cuando había llovido bastante se veían campos de cultivo dentro de la laguna, se ve que fue hecha para fines diferentes. Hay lagunas muy grandes, como están distribuidas en la parte media de la gradiente, la parte superior es la que carga el agua, que suelen tener hasta cuatro canales de ingreso, y solo uno o dos de salida, que seguramente en su tiempo tenían exclusas. Estas no fueron excavadas, sino formadas, generalmente por tres terraplenes, donde la parte superior en la gradiente, es la que no tenía terraplén, pero sí las otras tres, donde se almacenaba el agua." (Botega, 2006)
 
Al respecto de la génesis y morfología de las lagunas, Umberto Lombardo, reflexiona en los siguientes términos:"[...]
 
Por la conformación que tienen, no son explicables a la luz de la teorías geomorfológicas que hay hoy en día. Hay varios investigadores que han dado explicaciones naturalísticas, por ejemplo Plaffker, que dice que son de origen tectónico, otros dicen que dicen que son de origen eólico, porque fueron cavadas por el viento, pero en realidad, esas explicaciones, dicen muy poco de la realidad de estas lagunas. Plafker dice que son de origen tectónico, considerando que las lagunas son todas rectangulares. Para empezar, no todas son rectangulares, porque hay varios patrones.  En la zona sur de Trinidad, a unos 50 kms., la mayoría son en forma de punta de flecha o de pie de pato. mantienen la misma orientación, unos 45º N, pero la orilla de la laguna que está al noreste es bastante ancha y la parte de la laguna que está mirando al sud oeste es más estrecha. Son como forma triangular o forma de trapecio y eso no se explica solamente con la teoría de Plafker que dice que son rectángulos de granito que se están hundiendo.  Tampoco es muy convincente la explicación eólica ya que muchas veces están pegadas unas con otras, con un dique muy delgado que las separa. Son lagunas que tienen la misma forma y a veces tamaños increíblemente distintos. se puede ver una laguna que es grande, de varios kilómetros cuadrados que es rectangular, y al ladito otra laguna rectangular de unos dos o tres kilómetros cuadrados solamente. Entonces, que el viento haya podido crear dos formas rectangulares, una al lado de la otra, pero de distintos tamaños, me parece poco probable. Claro, por exclusión uno dice, si no son naturales, entonces son artificiales.  pero tampoco es tan sencillo decir que son artificiales... No creo que sean excavadas. creo que son fruto del trabajo del hombre, de alguna manera. Mi idea es que las lagunas son el resultado de una reforma de las pampas o de zonas bajas, de bajíos naturales. (Lombardo 2006)
 
Acorde con las propuestas de Barba o Bottega, hay relatos sobre algunas lagunas que tenían esclusas de madera y permitían regular su nivel y facilitando la pesca. En el siglo XVIII se conservaban todavía en algunos lugares:
 
Cuando se trata de lagunas que desaguan en algún río, si la profundidad de las aguas es superior a un hombre, la cierran con una empalizada de madera; luego, en verano, cuando el agua disminuye, pescan con su coropí o con otro de sus métodos. (Eder, 1985: 236.)
 
Más allá de su utilidad, las lagunas ocupan un lugar de primer orden en la tradición “mágica” local y son fuente de toda clase de historias. Son lugares místicos, casi con inteligencia propia.
 
Hacia el año 2005, durante un trabajo de recuperación de la memoria histórica de la nación indígena Canichana, entrevistábamos a Eugenio Jilagachi, quizas de los últimos indígenas del pueblo que aún recordaba palabras del casi extinto idioma canichana. Jilagachi nos habló de la Laguna Belén, la laguna Coitarama y la laguna Brava, y la fuerte personalidad de éstas, y de  un jichi que circula por ahí.
 
La Laguna Belén, donde hay una estancia hoy del mismo nombre, era sumamente brava, habían fieras, unos caimanes grandes de 6 metros, que la gente los mató. Entraba un toro, y era hasta que se perdía, debido al jichi de la laguna, pero luego la gente la empezó a utilizar, la laguna, para bañarse, para lavar, y usaba jabón, con lo que la laguna se fue amansando.  Se ha de haber salido el jichi de allí, se fue a la laguna Coitarama, que es la brava ahora, que tras que siente gente, se sube su nivel, olea y se enturbia, pareciera mentira, pero es verdad. La otra, Laguna Brava, que parece que era un pueblo que se hundió, ya que dentro se veían bardas de ladrillos, en diferentes partes. Ahí se escuchaban bombos, tamboras, fantasmas, gritos. Si le cuento esto es porque muchos lo han visto y oído. Hoy ya no escucha nada, porque se secó, ahora es puro yomomos. Antes era grande, con una agua muy limpia. Una vez se secó, pero en ocho días se volvió a llenar de golpe. Esta laguna tiene arroyos profundos que la desaguan al río Mamoré, hacia el poniente. También por acá pasa el arroyo San Justo, cerca a San Pedro, encauza en las Mercedes, a la banda de los chacos y sigue bajando, conecta con la zanja cavada de los indígenas, y desde ahí comienza el río Ipurupuru. Antes, el río Ipurupuru era navegable, venían motores grandes de San Ramón, y salían al Mamoré. Hoy con la carretera que han construido a San Ramón, han terraplenado el área, y lo han obstruido al Ipurupuru, por lo que solo es posible transitar con botes pequeños que van y salen al Mamoré [...]" (Jilagachi, 2005)
 
Mil supersticiones
 

Si hay alguna región en el mundo que abunde en lagos, es aquella, que vi uno o dos cuya circunferencia llegaba a diez millas. Varios religiosos me contaron que había otros todavía mayores. Por  mi  parte un día decidí con mis neófitos, los que había dentro de una legua de la reducción: encontré que eran cuarenta, mayores y menores. Por lo general abundan en peces y caimanes. De ellas, unas están siempre llenas de aguas; otras se secan lo suficiente como para que mueran sus peces. Prácticamente todas las  lagunas, por lo menos las mayores son ocasión de mil supersticiones ridículas de los indios… (Eder, 1985:69)

El cronista cruceño Juan Antonio Justiniano, fue uno de los soldados que participó de la avanzada que pasó de la provincia de los Guiriticosis y llegó - pasada la sierra - a las pampas mojeñas.

“llegamos en breve a la cumbre, divisamos mucha tierra, y entre poniente y norte gran trecho que al parecer son rasos, por la poca arboleda y baja, y por ser a las tres de la tarde y está el campo con humaredas, a causa de que se quemaban los campos, no se pudo ver de cierto si eran rasos de tierra firme; vide, el rostro a poniente, a mano derecha, una grade cordillera hacia el norte, reclinando lo mas alto de la cordillera a poniente, de suerte que esta obra está entre la cordillera y a mano izquierda grande montaña, vimos que al pie, cerca del cerro donde subimos, se estaban quemando los pajonales de una gran vega”; “camino el campo por la vega adelante, y luego se halló camino ancho y hollado que iba a los pueblos”; y los indios del primero, como nos divisaron de lejos, no osaron esperarnos”; “en espacio de una legua vi de siete y ocho pueblos; el primero que entramos es el mayor y después del otro que está sobre una laguna grande”; “Tengo por cierto que es la noticia de tantos pretendida descubrir porque de levante a poniente y de norte a sur no tiene otra entrada mas cómoda ni mas cerca ni mejor camino” (Maurtúa 1906:187-188)
El Sargento Mayor Bartolomé Heredia también declaró en 1635 ante el Escribano Real Luis Gutiérrez sobre su entrada y el descubrimiento de Toros y Moxos de 1617. Es uno de los 30 hombres que Soliz de Holguín envió “a ver si esto era así”. A ver si los Toros estaban a legua y media de los Serrano (Guiriticosis). (Maurtúa 1906:165)

“desde el pueblo de San Francisco a la provincia de Chiquitos dimos en una provincia llamada Serranos”; “y yendo siguiendo mi camino, subimos a un cerro alto, de donde divisamos la dicha provincia de los Toros, que casi estaba al pie de la sierra donde subimos, y desde lo alto descubrimos grandísimos y llanadas y humaredas”; “y luego marchamos en orden hacia los dichos rasos de los Toros, y dentro de legua y media, poco más o menos, dimos en el primer pueblo, que tenía doscientas y ochenta casas de vivienda, sin otras casas que les sirven de cocinas y casas para beber”; porque estos indios son muy aseados y limpios, aunque hombres y mujeres andan todos desnudos”; “la recojimos a una casa grande, adonde ellos solían beber, y allí hallamos una cruz de media vara, y por señas les preguntamos que era aquello; y respondieron ellos también por señas, dijeron que era Yaya, señalando hacia el norte”; “no entramos más de una legua por esta tierra y vimos al parecer más de tres mil indios, llegamos a una laguna grande, que será mayor que toda el Aquicaca, con sus rancherías, con una peña en medio muy grande”; “en sus casas vimos muchos peces y pájaros de madera” (Maurtúa 1906:164,165,166)

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