COMOCOCÍ
Y THIARAUQUI EN MOXOS
Para brindar a su dios y a todo el pueblo, y su particular
hechizero hacía el brindis para el que tenían especiales mates dedicados a sus
dioses. Decían que lo aceptaba aquel dios, de noche, en un rincón del bebedero,
dando el mate, por detrás, sin dejarse ver de nadie. Así enredaban otros
disparates de que eran ministros los hechiceros; los cuales eran de dos
suertes, unos los ya dichos, que se llamaban Comocois y otros Tiharauquiz, que
es lo mismo que el de la vista clara, como los judíos llaman videntes a sus
profetas. Estos tiharauquiz eran los más venerados, escogidos para este
ministerio por aparición de alguno de sus dioses, que se hacía con
demostraciones exteriores de accidentes gravísimos que los privaba del sentido
y ponían en peligro de muerte. Entre estos Tiharauquiz y los Comocois se urdían
los engaños del demonio como sus principales ministros. Ellos conservaban los
dogmas de sus sectas, que solían ser encontradas en algunos pueblos, contentos
todos con la suya sin que ninguno tratase de impugnar a la otra, ni buscar
razón de ella;(...) a la primera dificultad apelaban a sus antepasados,
viéndose convencidos que ellos sabrían responder" (Egüiluz, (1696) 1884:7)
Al parecer, cada tribu tenía su propio Comocoi que era el sacerdote de su
animal sagrado. Este sacerdote era el que en ceremonias periódicas oficiales se
vestía con pieles y máscaras del animal
y bebía a nombre suyo. El que por tanto, se sabía los nombres de todos
los animales propios de la especie de su animal sagrado, etcétera. Al Comocoi lo elige el animal venerado.
“Efectivamente, cuando alguno llegaba en sus viajes á libertarse de las garras de esta fiera, se le consideraba como un favorito del Dios, y digno por lo tanto de desempeñar en lo sucesivo el cargo de su sacerdote, poseyendo desde luego el don de sanar las enfermedades, y siendo una de sus atribuciones saber el nombre de todos los tigres de la comarca”. (Confróntese con Egüiluz, (1696) 1884:7)
“Efectivamente, cuando alguno llegaba en sus viajes á libertarse de las garras de esta fiera, se le consideraba como un favorito del Dios, y digno por lo tanto de desempeñar en lo sucesivo el cargo de su sacerdote, poseyendo desde luego el don de sanar las enfermedades, y siendo una de sus atribuciones saber el nombre de todos los tigres de la comarca”. (Confróntese con Egüiluz, (1696) 1884:7)
En cuanto al tiharauqui, este probablemente sea el sacerdote que oficie en las
ceremonias que se realizan en el templo. Porque este tiharauqui es el médico de la tribu, el único que puede usar el
Marari y otras hierbas silvestres sagradas. Estos thiarauquis, “los mas venerados, eran elegidos entre los Comocois,
cuando algún espíritu, invisible para los demás, se presentaba á ellos y los
aletargaba por algunos instantes”.
Los thijarauquis
probablemente estuvieran exentos de realizar labores productivas. Si se los
exime del trabajo productivo es porque se espera de ellos, sin embargo,
realicen una serie de tareas harto sacrificadas. Casi es un castigo recibir el
“privilegio” de ser un comocoi o un thijarauqui.
“No obstante, para ser investidos de tan alta dignidad,
los nuevos sacerdotes tenían que someterse durante dos años á un régimen de
ayunos, de continencia absoluta en sus relaciones con las mugeres, y á la
abstinencia de comer pescado so pena de ser devorados por el tigre”.
(Confróntese con Egüiluz, (1696) 1884:7)
Escrito por Emir Iskenderian y Gustavo Rivero (1617, el descubrimiento del Dorado)
Escrito por Emir Iskenderian y Gustavo Rivero (1617, el descubrimiento del Dorado)
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